viernes, 12 de diciembre de 2025

DEUDA DE JUSTICIA CON EL EJIDO BUENAVISTA

 Justicia en suspenso — La omisión estatal que desplazó, revictimizó y dejó impune un atentado en Hidalgo, Tamaulipas.


Más de seis años han pasado desde que, en agosto de 2018, un grupo de civiles fue atacado a balazos mientras pastoreaba ganado en el ejido Independencia, municipio de Hidalgo, Tamaulipas. Las víctimas —entre ellas una mujer que sobrevivió a una tentativa de homicidio— identificaron a sus agresores con nombres, apodos y domicilios precisos. Denunciaron los hechos ante la Fiscalía local. Y sin embargo, hasta hoy, ninguna persona ha sido detenida, citada ni siquiera plenamente identificada por la autoridad.

La Recomendación 18/2024, emitida por la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Tamaulipas, no solo documenta una investigación inerte: desnuda un patrón de omisión deliberada, revictimización institucional y abandono deliberado del deber de proteger.

El ataque y la denuncia: datos concretos, líneas de investigación ignoradas

El 8 de agosto de 2018, tres personas —entre ellas la ahora quejosa— fueron emboscadas por un grupo armado que llegó en una camioneta. Testigos reconocieron a varios agresores por sus apodos y describieron sus viviendas: “una casa blanca de dos pisos entrando por el Puente del Tomaseño”, “en la Calavera, municipio de Hidalgo”, “frente a una tiendita”, “entre la ganadera y la funeraria”. Con esos datos, se inició la Carpeta de Investigación NUC 111/2018 por Tentativa de Homicidio y Daño en Propiedad Doloso.

Pero en lugar de actuar con debida diligencia, la Fiscalía respondió con inacción:

-Entre septiembre de 2018 y julio de 2021: cero actuaciones ministeriales.

-Entre agosto de 2021 y noviembre de 2023: nuevamente cero actuaciones.

- En más de 6 años, no se intentó citar, localizar ni entrevistar a ninguna de las personas señaladas como responsables.

- En lugar de investigar a los presuntos criminales, insistieron en *revictimizar a la denunciante*: le exigieron trasladarse personalmente —a pesar de estar desplazada y bajo amenaza de muerte— para “ratificar” por escrito lo que ya había declarado, incluso tras ofrecer video llamada y entregar credencial, teléfono y correos electrónicos válidos.

“La Columna Armada” no es un rumor: es una referencia documentada

Contrario a lo que pudiera parecer en búsquedas superficiales, el término 

Columna Armada Pedro José Méndez” no es una invención. Aparece explícitamente en la denuncia original de la víctima (foja 1 del expediente 106/2021) y es ratificado en la Recomendación 18/2024. La quejosa lo señala como el grupo responsable del atentado y de las amenazas posteriores que la obligaron a huir de Tamaulipas.

Este nombre —aunque no conste en informes federales públicos— puede aludir a una estructura local o regional que opera con impunidad bajo la protección tácita del silencio institucional. Su ausencia en registros oficiales no implica inexistencia; puede reflejar, más bien, una falla sistémica en la inteligencia estatal y en la voluntad política para reconocer y combatir estructuras criminales arraigadas en zonas rurales.

Desplazamiento forzado: cuando el Estado abandona a sus ciudadanos

Uno de los hallazgos más graves de la recomendación es la confirmación de que la víctima fue desplazada forzosamente del estado, no por decisión propia, sino por la falta absoluta de medidas de protección. Aunque el Ministerio Público solicitó —formalmente— 60 días de “protección policial”, no hay constancia de que se haya ejecutado patrulla alguna, recorrido, ni contacto con las víctimas.

La Comisión Estatal de Derechos Humanos lo deja claro: cuando las autoridades omiten prevenir riesgos previsibles, y no supervisan el cumplimiento de las medidas de seguridad, **incurren en responsabilidad directa por el desplazamiento forzado**, una violación grave reconocida por las Naciones Unidas y por la jurisprudencia interamericana.

Revictimización con traje de legalidad

Quizá el rasgo más indignante de este caso es cómo se usó el lenguaje técnico del derecho para obstruir la justicia. Invocar los artículos 50 y 51 del CNPP —que permiten actuaciones por medios electrónicos— no fue suficiente. La víctima ofreció video llamada, asesor jurídico acreditado, identificación oficial escaneada… y aun así, el Ministerio Público dictó un acuerdo improcedente bajo el argumento de “falta de certeza jurídica”.

Eso no es garantismo: es burocracia punitiva. Es convertir el acceso a la justicia en un laberinto diseñado para agotar a las víctimas, especialmente a las mujeres rurales, pobres y amenazadas.

La Comisión lo califica sin eufemismos: se trata de una violación al derecho a la legalidad, la seguridad jurídica, el acceso a la justicia, la verdad y la no repetición. Además, se incumplieron principios de perspectiva de género, buena fe y máximo estándar de protección.

 ¿Qué sigue?

La recomendación no es solo un diagnóstico: es una hoja de ruta. Exige al Fiscal General de Tamaulipas:

1. Revisar urgentemente la carpeta 111/2018 y retomar la investigación con rigor.

2. Proteger de inmediato a las víctimas, incluidas sus familias.

3. Inscribirlas en el Registro Estatal de Víctimas y garantizar una reparación integral (psicológica, económica, simbólica).

4. Investigar disciplinaria y penalmente a los servidores públicos responsables de la inacción: fiscales, policías ministeriales y mandos medios.

Pero más allá de lo técnico, este caso plantea una pregunta moral urgente:  

¿Cuántos “Hidalgos” hay en México?¿Cuántas comunidades rurales donde el Estado ha cedido el control no a la corrupción, sino al abandono deliberado*? ¿Cuántas mujeres han tenido que huir porque su denuncia fue un acto de valentía… que el sistema castigó con silencio.

Que la Recomendación 18/2024 no se archive en un expediente olvidado. Que sea la chispa que encienda una rendición de cuentas real. Porque mientras la justicia permanezca en suspenso, la impunidad se consolida —y con ella, la desconfianza ciudadana en la promesa de un Estado de derecho.

La víctima sigue esperando. El tiempo ya no es razonable. Es urgente.

domingo, 7 de diciembre de 2025

El Ejido Buenavista: Víctimas del Crimen y Rehenes del Poder Político

 DESPLAZAMIENTO FORZADO Y JUSTICIA NEGADA


 La Doble Condena: Entre el Sicariato y la Indiferencia Estatal

La tragedia del Ejido Buenavista, en Hidalgo, Tamaulipas, es una dolorosa radiografía de cómo la connivencia entre el crimen organizado y la clase política destruye el tejido social. Los pobladores de esta región no solo fueron víctimas de la brutalidad de la Columna Armada Pedro José Méndez —liderada por Octavio Leal Moncada—, sino que fueron, simultáneamente, rehenes de la inacción y la presunta complicidad de las más altas esferas del poder estatal.

El impacto humano en Buenavista es incalculable. No se trata solo de los cinco homicidios documentados el 8 de agosto de 2018, ni de los despojos de tierras que truncaron el sustento de familias enteras. Se trata de la pérdida de la vida en comunidad, la anulación de la seguridad básica y la destrucción de la fe en la justicia.

> El terrorismo territorial perpetrado por la Columna Armada no fue solo una acción criminal; fue una estrategia de control político que floreció bajo la sombra protectora de la impunidad estatal.

       El Enfoque Político: El Silencio Cómplice de Cabeza de Vaca y Verástegui

La responsabilidad de la administración de Francisco García Cabeza de Vaca y su Secretario General, César Verástegui Ostos, trasciende la simple omisión. Los gobernantes tienen el mandato constitucional de garantizar la seguridad y el acceso a la justicia. En el caso de Buenavista, este mandato fue flagrantemente traicionado, convirtiendo la indiferencia en una forma de complicidad política con los victimarios.

 * Bloqueo de la Justicia: La ausencia de intervención para proteger a los ejidatarios, a pesar de las constantes incursiones y las evidencias de violencia, sugiere una decisión deliberada de permitir que la Columna Armada operara sin contrapesos.

 * Persecución a las Víctimas: El señalamiento de que el gobierno se dedicó a fabricar órdenes de aprehensión contra quienes ya habían sido secuestrados es el culmen de la perversidad política. En lugar de perseguir a los sicarios identificados, se utilizó el aparato estatal para criminalizar a las víctimas y disidentes, asegurando la impunidad de los agresores.

 * Capital Político del Terror: Permitir que grupos armados se apoderen de tierras y ejerzan control territorial a través del miedo otorga a estos grupos un poder fáctico que, históricamente, se ha intercambiado por apoyos políticos o control electoral. Este es el ángulo más oscuro de la impunidad: la tolerancia del crimen como herramienta de control de un territorio.

            El Impacto Humano Inevitable: Vidas Trastocadas y la Justicia Negada

Para los habitantes de Buenavista y los ejidos aledaños, la política dejó de ser una promesa de bienestar para convertirse en una amenaza tan real como el convoy de hombres armados:

 * Desplazamiento Forzado: Muchas familias se vieron obligadas a abandonar sus hogares, sus cultivos y su vida entera para salvar la vida. Este desarraigo forzado no solo es una pérdida material, sino una herida identitaria profunda.

 * Trauma Colectivo: Las imágenes de ver a sus vecinos, familiares o jornaleros ejecutados, sumado al constante miedo a los disparos, genera un trauma psicosocial que perdurará por generaciones. La sensación de haber sido abandonados por el Estado agrava la herida.

 * La Impunidad como Sentencia: La falta de acceso a la justicia y el intento de Leal Moncada de desviar la culpa no solo es cínico, sino que revictimiza a los sobrevivientes. Mientras los responsables no paguen por los crímenes de sangre y despojo, la vida en el ejido no podrá sanar ni reconstruirse.

El caso Buenavista es un claro ejemplo de la doble victimización: la de los criminales que matan y despojan, y la de los políticos que, con su silencio y acción sesgada, garantizan que esa impunidad se consolide. La exigencia de justicia no es solo para castigar a los perpetradores de la Columna Armada, sino para juzgar la responsabilidad política de quienes permitieron que el terror se institucionalizara en Tamaulipas.

DEUDA DE JUSTICIA CON EL EJIDO BUENAVISTA

 Justicia en suspenso — La omisión estatal que desplazó, revictimizó y dejó impune un atentado en Hidalgo, Tamaulipas. Más de seis años han ...