domingo, 3 de octubre de 2021

HUACHICOLEROS DE LA COLUMNA ARMADA.

 LA RUTA DEL HUACHICOL DE LA COLUMNA ARMADA. 

Adrián garza López y Cain Uriel Izaguirre Zozaya 

Jefes de los huachicoleros de la columna Armada en quiénes operan en los municipios de Hidalgo San Nicolás, Villagrán Mainero y San Carlos.  Parte del grupo delictivo autodenominado columna Armada y trabajando bajo los órdenes de Eloy Flores Martínez y Octavio Leal Moncada alias El viejo narco.

 LA RUTA DEL HUACHICOL DE LA COLUMNA ARMADA UN NEGOCIO MILLONARIO PROTEGIDO POR LA IMPUNIDAD.

En un clandestino y bien organizado esquema, la columna armada opera una de las actividades ilícitas más lucrativas en la región: el huachicol. Bajo el mando de individuos como Adrián Garza López y Caín Uriel Izaguirre Zozaya, estos criminales se han consolidado como los principales encargados del robo, ordeño y distribución de combustibles en municipios como San Carlos, San Nicolás y sus alrededores.

Estas figuras, vinculadas a la estructura delictiva autodenominada “columna armada”, trabajan bajo las órdenes de líderes como Eloy Flores Martínez y Octavio Leal Moncada, alias “El viejo narco”. Su objetivo principal: monopolizar la venta de gasolina y diésel robados, generando ingresos millonarios que fortalecen no solo a la banda, sino también su influencia política y social.

Las rutas que utilizan para el traslado del combustible son altamente sofisticadas. Desde la toma clandestina ubicada en el Ejido Carrizos, en el municipio de Hidalgo, Tamaulipas, la gasolina se distribuye a través de rutas estratégicas que cruzan caminos estatales, federales y brechas rurales. Los puntos clave incluyen el Rancho San Juan — donde se encuentra la Presa La Loba — y el cruce de brechas que conectan San Carlos con Flechadores, atravesando sitios como La Polvadera y El Manantial, un rancho utilizado en los últimos meses como punto de venta ilícito.

Este esquema también ha llevado a la demolición de cámaras de vigilancia, como una del C-4 en el entronque del Libramiento de Jiménez, en un intento por evadir la vigilancia y seguir operando con impunidad.

En la cabeza de esta estructura irregular se encuentran personajes como Octavio Leal Moncada y Eloy Flores Martínez, responsables de coordinar a los operadores y de asegurar que cada litro vendido sea reportado y cobrado, delegando en un plaza en San Carlos, Tamaulipas, a Caín Uriel Izaguirre Zozaya. Este último maneja la logística y mantiene el control absoluto sobre la distribución del combustible.

El negocio del huachicol también incluye una infraestructura clandestina: mecánicos y soldadores construyen vehículos blindados artesanales, conocidos como “monstruos”, que sirven para enfrentarse a las autoridades y otros grupos criminales.

El combustible llega a ser vendido en gasolineras clandestinas y en domicilios particulares en municipios como San Nicolás, Mainero y Villagrán, donde la población se ve obligada a consumir esa gasolina adulterada. Además, las pipas llenas de diésel y gasolina clandestina salen en diferentes direcciones — hacia el norte y sur —, alimentando un mercado que, según informes, genera ganancias que financian campañas políticas y corrompen instituciones. Presidentes municipales, diputados, jueces y magistrados estarían implicados en esta red de impunidad y corrupción, que parece proteger a los delincuentes y perpetuar su control en la región.

La impunidad con la que la columna armada opera esta red de huachicol revela una grave problemática de Estado y una sensibilidad mínima a la lucha contra el crimen organizado en la zona. La pregunta que persiste es: ¿hasta cuándo las autoridades permitirán que estas actividades criminales sigan operando sin freno. 

Claro, aquí tienes el texto con la frase que quieres agregar:

"Gracias al dinero ilícito que llega a manos llenas a senadores, diputados, presidentes municipales, jueces y magistrados, el grupo delictivo puede actuar con total impunidad.

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