La iglesia católica se niega a pedir disculpas, ha conservado el silencio pero se especula que no aceptan su responsabilidad porque fue un proyecto del gobierno canadiense.
Más de 6.000 menores murieron en esas escuelas. Muchos sufrieron abusos emocionales, físicos y sexuales, de acuerdo con el informe presentado en 2015 por la Comisión de Verdad y Reconciliación de Canadá (CTR, por sus siglas en inglés), que recogió el testimonio de más de 7.000 personas sobre lo que ocurría en esas escuelas.
Algunos de los sobrevivientes culpan a esa experiencia traumática por la alta incidencia de problemas de pobreza, alcoholismo, violencia doméstica y suicidio que hay en sus comunidades en la actualidad.
Estas medidas eran parte de una política coherente para eliminar a los aborígenes como pueblos diferentes y asimilarlos en la mayoría de la sociedad canadiense en contra de su voluntad", dice el documento.
"El gobierno de Canadá aplicó esta política de genocidio cultural porque deseaba separarse de las obligaciones legales y financieras con los pueblos aborígenes y obtener el control sobre sus tierras y recursos", agrega.
Aunque en 2008, el entonces primer ministro de Canadá Stephen Harper se disculpó con los sobrevivientes de lo ocurrido en estas escuelas, el informe señala que hay una urgente necesidad de reconciliación y que el país debe pasar de las disculpas a la acción.
Este lunes, el sucesor de Harper al frente del gobierno de Canadá, Justin Trudeau, dio un paso en esa dirección al pedirle al papa Francisco que se disculpe por el papel de la Iglesia católica dentro de esas escuelas en las que los niños aborígenes sufrieron incontables abusos.
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